¿A ti te funciona el Feng Shui?

Algunas veces me pregunto ¿qué es lo que sucede con las personas que solicitan un estudio de feng shui y cuando reciben las sugerencias no las llevan a cabo? ¿O solo alguna de ellas?

Puede ser por desidia, ¿o esperaban que solo con un informe en papel las cosas cambiaran?

Puede ser que haya veces en las que algún miembro de la familia no está complacido con la idea, e ir más allá con cambios parece muy difícil. Los seres humanos somos renuentes a los cambios. Pero cuando alguien me dice “no noto nada,  no me funciona el Feng Shui», y le pregunto: ¿hiciste esto o aquello?;  me suelen decir “ah eso aún no”. Me resulta curioso ver cómo somos. Aunque nos digan lo que hay que hacer, seguimos haciendo lo mismo en casi todos los aspectos de nuestra vida, esperando resultados diferentes; simplemente somos así.

No esperes resultados diferentes si no cambias

Otras veces parece que la gente paga para que le reafirmen sus ideas. Pareciera que cuando describes las situaciones que les están sucediendo se sintieran reconfortados de saber que no es algo de su cabeza, que es real, pero hasta ahí. Luego parece que prefieren continuar de la misma manera.

En ese sentido me he topado con diferentes tipos de personas. Hay aquellas que cooperan al máximo tomando en cuenta que, entre más detalles de lo que está pasando en casa sean compartidos, más obvio será para el consultor identificar la congruencia con el cuadro energético, y evidentemente las sugerencias serán bien claras y específicas, generando cambios enseguida. Hay veces que, debido a las reformas o dudas en el año de construcción, es necesario hacer más de un cuadro, y sólo con la cooperación de los habitantes podremos saber qué cuadro energético corresponde a esa casa.

En realidad, no somos magos. El Feng shui requiere mucho estudio, pero cualquier persona observadora que se prepare y practique lo suficiente, puede ser un gran consultor. Cuando me encuentro con clientes que no comparten nada, que suponen que es nuestro trabajo adivinar o ¨ver¨ lo que está pasando, es más complicado, porque no somos adivinos, somos consultores, y cuantos más detalles conozcamos, más posibilidades de un buen resultado tenemos.

A veces pensamos que podemos hacer feng shui en nuestro dormitorio solamente, y las cosas no funcionan así. Feng shui parte de un macro cosmos. Hay que ver qué hay a nuestro alrededor; eso cuenta y cuenta mucho. Cuando nos asomamos por la ventana ¿qué vemos? ¿Imágenes bellas o feas? Para cuando llegamos al dormitorio ya llevamos mucho revisado u observado. Ójala todo fuera tan simple como colocar la cama en la posición adecuada; suelo decir que esa es la cereza del pastel.

Practicar feng shui es una forma de vida

Practicar feng shui es una forma de vida, no es un evento, porque tenemos además las aflicciones anuales que van rotando en ciclos y se combinan con la energía de base que hay en el cuadro de nuestra casa, y esta combinación ofrece posibilidades diferentes cada año. ¿A qué me refiero con posibilidades? No es que llegue el dinero a la puerta o el amor. Posibilidades es aquello que nos llega cada día y a veces no estamos listos, no lo tomamos o ni lo vimos.

Cuando tengo un cliente decidido a practicar feng shui le sugiero que lleve un pequeño diario sobre las nuevas cosas que van sucediendo independientemente de la decisión que se tome. Un día un cliente me dijo ¿pero qué más? Y le respondí, ¿qué más quieres? Tú y toda tu familia están sanos, tienes mucho trabajo, te han dado una promoción, ¿cuál es tu definición de prosperidad? Quizá los beneficios del feng shui hayan sido mal interpretados como técnica de comercialización.

Cuando el feng shui de un sitio es bueno las cosas fluyen bien, sin grandes contratiempos. Cuando algo anda mal, es cuando no nos explicamos el porqué de tantos obstáculos o cosas que parecen no tener una razón, una lógica.  Si no es así, entonces todo está como tiene que estar.

Otra cosa que entra en juego es el Ba Zi de la persona, la suerte o la energía de la misma. Se tiene que hacer una lectura de los habitantes de un lugar para entender cómo es que los efectos del mismo lugar les van a afectar de forma diferente a cada uno. La correlación entre todas las cosas es un hecho; no hay un límite entre nuestra energía y la del sitio donde estamos, se comunican y se combinan. Nada es casualidad. El estudio de la metafísica es infinito. Una parte es el feng shui, que estudia las formas y la energía invisible que nos rodea, afectando nuestra salud y nuestra prosperidad.

Otra parte es la astrología, el Ba Zi, que estudia las etapas que cada individuo ha de atravesar a partir del día y la hora de su nacimiento. Todo esto y más se relaciona en feng shui clásico. Desafortunadamente la práctica del black hat o Bagua, o la versión occidental de feng shui, ha conseguido que algunas personas crean que saben, o más aún, que ya lo practican, y no funciona.

Además, un buen consultor de feng shui sabe que practicando feng shui no se resuelve todo. Hay cosas que no podemos resolver, y hay otras que requieren de otras prácticas o disciplinas. Últimamente he tenido oportunidad de trabajar con casas que tienen una vitalidad energética por debajo de los 6500 bovies, y esto es considerado como negativo para las personas, además de que siendo tan baja la energía, las sugerencias de feng shui pueden no causar efecto. Los expertos en geobiología afirman que una casa debe de tener una vitalidad adecuada para que cuando se introduzcan nuevos elementos la energía tenga la fuerza suficiente para reaccionar. En este sentido debemos estar abiertos y alerta para echar mano de otras técnicas cuando es necesario.

Dicho esto, ¿cuál es tu idea sobre el feng shui o tu experiencia? Si deseas compartirla ¡estaré feliz de escucharla!

 LEONOR ESTRADA
Consultora feng shui clásico Acreditada por IFSA y FSS